A veces la mente va por un lado y la realidad te coloca en tu sitio.
Días antes, en mi imaginación, visualizaba claramente cómo quería exactamente la instantánea, con esa idea clara y firme me presenté en el estudio del fotógrafo Fernando Prieto Brenes @fotomares, convencido de que el resultado final iba a ser justo el que pretendía. Hasta aquí todo normal.
Enseguida comencé a darme de bruces con la inmisericordia que te dispensa la ignorancia y el desconocimiento técnico de este arte que se llama fotografía. Mi pensamiento era que en la imagen solo aparecieran mis manos engrilletadas sujetando el libro, con una pluma y un reloj antiguo completando la escena. Pero no contaba con que mis manos van unidas inexorablemente a un cuerpo, al mío concretamente, no tienen vida propia como el personaje «dedos» de la familia Adams, esa «mano viva» que correteaba, ni me pareció que mereciera la pena cortármelas por las muñecas para el rato de la foto, así que nos topamos con ese «pequeño» problema.
El artista fotógrafo se afanó en satisfacer mis deseos: sacó un artilugio que me parecía de la NASA, unos paneles especiales como forrados de papel de aluminio, que se plegaban formando un cubo, diseñado para optimizar la luz y los reflejos de lo retratado. Se alternaron las posturas, pero todas pasaban porque debía introducirme dentro del cubilete, el cual era pequeño para mi envergadura. Las risas se sucedieron, intentando encontrar el modo de que aquello quedara lo mejor posible, para ese entonces ya había desestimado la presencia de la pluma y el reloj, porque eso ya era de ciencia ficción encajarlo.
Probamos en interior y en exterior, más risas, y finalmente decidimos hacerla de pie, con mi indumentaria veraniega de pantalón corto y camiseta de playa de fondo, que en principio no estaban invitados a aquella fiesta de la fotografía, solo mis manos.
He de decir que por premura de tiempo tuve que abandonar el estudio, así que la solución del entuerto fue encontrada magistralmente por el fotógrafo poco después de irme, invitándome a ejecutarla, sin embargo preferí no modificar lo ya realizado.
Quedó bien, a veces la opción B, H en este caso, puede ser igual de buena que la A. Y lo más importante, el buen rato que pasamos el artista fotógrafo y servidor. Cosas que pasan.